Lucía Ferreiro, Cofundadora de Campus Explora.
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La lectura en los niños
Leer requiere cierta concentración y, personalmente, me resulta una actividad intelectualmente más activa que sentarme en el sofá y ver series y películas. Me relaja más.
Precisamente, la combinación entre el descanso físico que supone estar sentado o tumbado leyendo y la concentración que implica prestar atención a lo leído, hace que la lectura me resulte una actividad extremadamente reparadora.
Debido a los beneficios de la lectura, son muchos los padres insisten en que sus hijos lean e incluso son ellos mismos los que eligen las lecturas que deben hacer.
Estas medidas son en muchas ocasiones contraproducentes, porque transmiten la idea de que la lectura es un deber, algo que han de hacer y no una actividad que ellos eligen en libertad para disfrutar de su tiempo libre.
Consejos para leer más y disfrutarlo
Te doy tres consejos que fomentan la lectura, desde mi experiencia como lectora empedernida.
Sé el ejemplo: los niños aprenden de lo que ven
Si quieres que tu hijo lea, lee tú también. Los niños aprenden a través del ejemplo, esto es, de las conductas que se hacen y no tanto de lo que se les dice.
Puede estar toda la familia en una misma habitación mientras que cada uno lee lo que le gusta personalmente.
Permite que hijo elija sus propios libros
En la infancia, pero también en la adolescencia, no se trata de introducir a los niños en versiones simplificadas de El Quijote, por ejemplo, o la lectura de clásicos de la literatura que se consideran esenciales para su formación cultural.
Ese tipo de lectura ya se hace desde los centros educativos, sobre todo cuando son pequeños. Lo importante es adquirir el hábito de la lectura y que descubran en los libros una fuente de conocimiento y diversión.
Lo que se lee está muy vinculado con quiénes somos. Permitir que tu hijo elija sus lecturas fomenta su autonomía y facilita que forme su criterio.
Si por el contrario, tu hijo es un lector empedernido y no hay espacio físico en la casa o finanzas suficientes para mantener su ritmo lector, acude a las bibliotecas.
Ya sea para coger libros en versión papel, o en formato digital con un e-book, por ejemplo, hoy en día las bibliotecas están disponibles para todos con independencia de dónde se viva.
Promueve que tu hijo comparta sus lecturas contigo
Recuerdo que en mi colegio teníamos una hora semanal de “Library” en la que debíamos coger dos libros de la biblioteca escolar, uno en español y otro en inglés.
A Miss Newland, la profesora de 5 de Primaria, se le ocurrió crear una ficha lectora donde se debía apuntar cuántas horas se leía por semana.
Los padres lo tenían que firmar para así garantizar que nadie hiciera trampas. El alumno que más leyera cada semana ganaba house points, y podía hablar al resto de la clase sobre el libro que había leído en la clase anterior de Library.
Cada vez que ganaba, iba a casa contentísima y le contaba a mi madre el mismo speech que le había contado a mis compañeros sobre el libro que me fascinaba en ese momento.
La actividad del colegio servía para iniciar una conversación sobre recomendaciones lectoras con mi madre que, a día de hoy, seguimos manteniendo.
Para ella, mi pasión por la lectura es una fuente de orgullo.
La lectura es una pasión
En definitiva, para los lectores empedernidos, leer es una pasión. Como todas las pasiones, no se “enseñan”, sino que se transmiten a través del entusiasmo.
Si algún padre está preocupado porque sus hijos no leen, lo más inteligente es cambiar el foco del niño al adulto y analizar si las propias conductas incitan o no la lectura de los niños y adolescentes.