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¿Cómo hacer una simulación educativa?

En el Aprendizaje Activo se suelen llevar a cabo simulaciones para que los estudiantes puedan hacer un proyecto de manera práctica. En Campus Explora realizamos simulaciones reales adaptadas para que los alumnos aprendan haciendo. Te contamos los 10 pasos a seguir para implementar una simulación educativa exitosa en el aula.
Simulacion-Educativa

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Lucía Ferreiro, Cofundadora de Campus Explora.

Esta entrada está basada en el capítulo que escribí titulado “El aprendizaje activo y experiencial: su aplicación a través de las simulaciones” en la obra Metodologías activas en las aulas de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Simulaciones de procesos políticos en organizaciones internacionales y nacionales publicado por Tirant lo Blanc en 2020, en la que participé como editora.

Tabla de contenidos

Los 10 requisitos para hacer una simulación con valor pedagógico

Determinar los resultados de aprendizaje

Lo más importante para que una simulación educativa sea exitosa es determinar los resultados de aprendizaje (Asal et al, 2016: 305; Gentry, 2016) que se espera conseguir.

Los objetivos de aprendizaje tienen que ser útiles y aplicables, es decir, han de especificar el conocimiento sustantivo, la comprensión y las competencias que se van a obtener (Hussey y Smith, 2002: 225).

Ser realista

Hay que ser realista con lo que se quiere conseguir mediante la simulación educativa, no puede haber demasiados objetivos o que estos sean excesivamente complicados (Lane, 1995: 615-616).

Gracias a las simulaciones realistas, conseguimos mejorar la efectividad del proyecto y, al tener unos objetivos claros y alcanzables, también mejora la evaluación del aprendizaje

Mostrar el valor añadido al alumno

Los puntos uno y dos invitan a reflexionar acerca del valor añadido en términos de aprendizaje para el estudiante, es decir, qué ventajas aporta al alumno aprender este tema mediante una simulación en lugar de otras metodologías educativas más tradicionales (Raymond y Usherwood, p. 158; Lane, 1995: 615).

Este punto es muy importante ya que los estudiantes deben conocer cuáles son los beneficios de la simulación educativa y conocer por qué y para qué deben llevarla a cabo.

Para mostrar el valor añadido al alumno se puede:

  • Explicar los objetivos
  • Resaltar los beneficios
  • Enseñar ejemplos prácticos

Ser verosímil

Las simulaciones educativas tienen que proporcionar una conexión con la realidad, por eso, su diseño tiene que ser lo más verosímil posible (Chin, 2009: 6 y Lane, 1995: 607).

Los estudiantes desarrollan habilidades prácticas y útiles para su futuro, puesto que se centran en objetivos específicos. 

Además, cuando los alumnos realizan una simulación verosímil, estos se sienten más cerca de la realidad, ofreciéndoles así una experiencia auténtica.

Equilibrio entre la estructura y la agencia

El juego se ha de diseñar de modo que exista un equilibrio entre la estructura y la agencia (Chin, 2009: 6).

La estructura de la simulación educativa es el entorno donde operan los actores. Se trata de factores más o menos estables que perduran en el tiempo.

Por otro lado, la agencia se refiere a las elecciones que realizan los actores sociales, dadas unas oportunidades y constreñimientos determinados por el propio entorno (Chin 2009; Lane, 1995: 6).

A diferencia de los elementos estructurales de una simulación, las cuestiones de agencia son “volátiles y dependientes de las acciones elegidas por los actores” (Chin 2009 y Lane, 1995: 6).

Utilizar el material adecuado

Contar o diseñar con el material adecuado para que los alumnos puedan aprender del juego (Moizer, 2009:  213).

El uso del material adecuado para la simulación educativa facilita la comprensión del contenido del proyecto. 

Si el material utilizado en la simulación es atractivo e interesante, fomentará la participación activa, motivando al alumnado a involucrarse en el aprendizaje.

No utilizar herramientas de más innecesarias

No poner demasiado énfasis en la tecnología si su utilidad no tiene unos objetivos de aprendizaje claros (Lane, 1995: 615). 

Utilizar herramientas innecesarias puede distraer a los estudiantes, desviando su objetivo principal y confundiéndoles.

Un buen uso de las herramientas y tecnologías adecuadas para la realización de la simulación educativa, hace que el aprendizaje sea más efectivo.

Preparar a los alumnos antes de comenzar

Preparar adecuadamente a los estudiantes con anterioridad a la simulaciónbriefing-(Lane, 1995: 616) es un requisito fundamental para alcanzar los objetivos propuestos en la simulación educativa.

De esta forma, los alumnos ya conocen qué roles desempañarán y cómo lo harán.

Realizar una sesión de cierre

Realizar una sesión de cierre o debriefing (Boyer y Smith: 2016).

La sesión de cierre de la simulación educativa es una buena oportunidad para recoger feedback por parte de los alumnos, lo que nos permitirá conocer lo que piensan sobre la simulación y mejorar en futuras ocasiones. 

De esta forma conocemos las ventajas y beneficios que ellos mismos destacan. 

Medir los logros

Incluir una evaluación que mida si se han logrado (o no), los objetivos de aprendizaje propuestos (Asal, 2016: 307) nos ayuda a saber si la simulación se ha desarrollado correctamente o no.

Nos aseguramos de que el alumno ha consolidado los conocimientos adquiridos, descubriendo así como aplicar lo aprendido al mundo real.

De este mismo modo, la evaluación también retroalimenta al alumno ayudándole a identificar áreas de mejora y habilidades a explotar.

Bibliografía

Asal et al. (2016): “War, peace and everything in between: simulations in International Relations” en: Ishima, J. Miller, W. y Eszter, S.: Handbook on Teaching and Learning in Political Science and International Relations, Cheltenham: Edward Publishing, pp. 304-314. 

Boyer y Smith (2016): “Developing your own in-class simulations: design advice and ‘commons’ simulation example en: Ishima, J. Miller, W. y Eszter, S.: Handbook on Teaching and Learning in Political Science and International Relations, Cheltenham: Edward Publishing. 

Chin, J., Duke, R. y Gamson, W. (2009): “Assessment in simulation and gaming. A review of the last 40 years”, Simulation and Gaming 4 (4). 

Gentry, B. (2016): “Group work in political science: how to get collaboration into the classroom” en: Ishima, J. Miller, W. y Eszter, S.: Handbook on Teaching and Learning in Political Science and International Relations, Cheltenham: Edward Publishing, pp. 327-339.

Hussey, T. y Smith, P.  (2002): “The trouble with learning outcomes”, Active learning in Higher Education 3 (3), p. 220-232.

Lane, D.C (1995): “On a resurgence of management simulation and games”, The Journal of Operational Research Society, 46 (5), pp. 604-525.

Moizer, J. et al. (2009): “Simulation and games. Overcoming the barriers to their use in higher education”, Active learning in higher education 10 (2), pp. 207-224.